Euskonews y la prisión Central de mujeres de Amorebieta 1939-1947


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Euskonews. 744 Zenbakia 2019-11-20 / 2019-12-18



La de Amorebieta es solo una prisión más del entramado carcelario femenino que se reparte por toda la península, desde la cárcel de mujeres de Girona, la de Oblatas de Tarragona; Les Corts en Barcelona; Santa María del Puig en Valencia; Can Sales en Palma de Mallorca, la prisión de mujeres de Málaga, La de Guadalajara; Las Ventas y La maternal de San Isidro, ambas en Madrid; otras cárceles castellanas, gallegas, asturianas, y, por supuesto, las cárceles vascas —Saturraran, Amorebieta y Durango—.
Todas ellas tienen en común el ser prisiones centrales o de cumplimiento de pena, diferenciadas de las prisiones provinciales existentes en todas las capitales de provincia y de las prisiones habilitadas, figura esta última recurrentemente utilizada durante la guerra para recluir a hombres y mujeres republicanos, que ya no caben en las prisiones oficiales.
Las mujeres son enviadas a las cárceles del norte, después de haber pasado por otras de la península de las que integran el «circuito carcelario», creado por el Régimen para encerrar a todas las «individuas» calificadas de «peligrosas», en el correspondiente consejo de guerra y condenadas a cadena perpetua o a penas desde veinte hasta seis años.
En esta cárcel entran mujeres comunistas: las más famosas e históricas son Tomasa Cuevas, Julia Manzanal o Trinidad Gallego, todas ellas madrileñas, pero también encontramos a Crescencia Uribe, hermana del dirigente comunista y ministro de Agricultura del gobierno republicano Vicente Uribe, exiliado en México y que, ya en los años cincuenta, pugnaría en vano contra Santiago Carrillo por el control del PCE.
El resto son mujeres anónimas, campesinas, costureras, lavanderas, enfermeras y maestras republicanas y estas últimas serán las encargadas de alfabetizar a sus compañeras dentro del programa de «redención» que se establece para reducir condena por día de trabajo, como es el caso de la maestra Marina, la madre encarcelada de la entonces niña Marina García.
El sistema carcelario franquista pone especial énfasis en la moralidad y la reeducación en prisión, con arreglo al modelo de mujer defendido por el Régimen y para ello, confiará este alto cometido a las hermanas de San José, con Simona Azpiroz, la madre superiora de las hermanitas, al frente. Durante un periodo, se cree que esta cárcel también estuvo regentada por monjas Oblatas. Las monjas forman parte de la Junta de Disciplina y de ella dependen los castigos, como el de la censura de las cartas o el aislamiento en celda, así como las propuestas de libertad condicional de las presas a su cargo.
Aun así, el mayor de los castigos de estas mujeres no es el hambre, (que en Amorebieta es un enemigo más terrible que en otros lugares, si cabe), ni la falta de higiene (no se construyen duchas hasta agosto de 1943, ni tampoco existe un proyecto para construir cámaras de despiojamiento de las ropas cuando estas cámaras ya existen en casi todas las cárceles y Saturraran dispone, al menos, de un proyecto de obra). Tampoco la falta de asistencia médica es lo peor (el médico sólo certifica las defunciones). El mayor de los castigos es la muerte de los niños y la separación de estos de los brazos de sus madres para darlos en adopción, a partir de que cumplen los tres años, tal y como dispone el reglamento de prisiones, común a todas las prisiones femeninas.
El testimonio de Trinidad Gallego, una de las presas de esta cárcel, madrileña y matrona de profesión dice: «En Amorebieta las madres solo ven a sus niños un ratito al día (...) Los oyen llorar, pero las monjas no las dejar ir. Y si los niños están enfermos, tampoco. Y la que pare va cinco minutos a darle el pecho, pero nada más».
Los niños solo adquieren identidad si están muertos y sólo al ser registrados en el Juzgado de Paz, si no, dentro de la cárcel ni existen. Sus nombres no figuran en el oficio que la madre superiora firma para permitir la salida del cadáver del edificio ni tampoco en la solicitud al ayuntamiento de Amorebieta para un enterramiento de beneficencia.

Las reclusas de esta prisión, ni siquiera pueden salir al huerto a tomar el aire. Pasan el día entre cuatro paredes con sus rezos, sus cánticos y el trabajo en los talleres de costura, que llegan a ser muy importantes por la gran cantidad de uniformes que confeccionan para el ejército vencedor.
Alguna de las presas, como Tomasa Cuevas, cuando sale de Amorebieta y es conducida de nuevo a Ventas, llama a esta cárcel «El cementerio de las vivas».
Tras 8 años de funcionamiento, 48 fallecimientos y más de 1.200 mujeres excarceladas, la prisión se clausura en 1947, junto a la de Alcalá de Henares y el Reformatorio Especial de Mujeres de Santa María del Puig de Valencia y el edificio es devuelto a los Carmelitas Descalzos de San Joaquín de Navarra.
La de Amorebieta ha sobrevivido a la de Saturraran, clausurada el 19 de mayo de 1944, dando fin a un periodo duro y tenebroso.

Ascensión Badiola Ariztimuño, doctora en Historia Contemporánea y escritora, ha publicado el relato de esta prisión en un libro titulado Individuas Peligrosas. La prisión Central de mujeres de Amorebieta 1939-1947, editado por Txertoa (2019) (200 páginas).











ETB Documental "La última trinchera" Televisión Vasca (Baleuko productora)


Ducumental ETB "La última trinchera"


Quitamiedos en el Teatro Barakaldo el 16 de noviembre de 2019











Kulunka Teatro presenta la obra Quitamiedos:
Los ángeles de la guarda sufren de narcolepsia, tanta noche en vela acaba por pasarles factura
Una tarde, al volver a casa en coche después de una entrevista de trabajo, un atardecer despampanante despista a Carlos. El coche se sale de la calzada, atraviesa el quitamiedos y cae por un terraplén de unos diez metros. Como consecuencia del accidente, Carlos muere.
Pero la transición entre la vida y la muerte es bastante más dilatada de lo que se cree. Desde que el corazón deja de latir, hasta que el cuerpo se funde con la temperatura ambiente, se está produciendo el encuentro del difunto con su ángel de la guarda.
Además, el recien finado debe ser iniciado en diversas técnicas, puesto que le será asignada una nueva labor…

 El gasteiztarra Iñaki Rekarte nos ofrece un texto sobrio y original con un levísimo sentido del humor sobre lo efímera que es la vida.

Un ser corriente del montón que ha vivido sin pena ni gloria, como la mayoría. Un ángel de la guarda que posee un gráfico con los altibajos de esa vida (el mejor gol, la boda, la infertilidad, el divorcio, el paro...).

Jesús Barranco y Luis Moreno interpretan bien su papel, de una forma muy realista, sin excesos. Podrían ser cualquiera de nosotros, los que estamos al otro lado del telón.

Quitamiedos, que ni no tengo mal entendido, se estrenó en la apertura del Festival Internacional de Teatro de Vitoria en octubre de 2019 es exigente como lo fue Solitudes, el teatro de máscaras que ganó el premio Max 2018 y su autor, Iñaki Rekarte es también el director de la obra. 

Respecto al vestuario y la escenografía, Ikerne Giménez está muy acertada, igual que Javier Ruiz de Alegría con la iluminación, tanto que, a ratos, la obra produce un escalofrío en el espectador. Una conversación en la carretera, junto al quitamiedos roto por el accidente, de noche, con la única interrupción de unos faros y el ruido del motor de algún coche que pasa cada cuanto, congelando la escena y dejando inmóviles a los que conversan, el que guarda y el guardado, mientras estos revisan el concepto del amor, la cercanía a la nada, una curva, el último atardecer precioso, un simple descuido y todo se acabó, para siempre... 

En mi opinión es un drama muy bien llevado a la escena, que trata de un tema triste como es el de la muerte o el de los accidentes en la carretera y que aborda como tema subyacente la soledad que todos los humanos llevamos dentro con nuestros éxitos y nuestros fracasos en la balanza, además de plantear la dicotomía egoísmo-amor, a menudo inseparable. Me ha gustado.

Mi puntuación sobre diez: ocho.



Individuas Peligrosas. Entre los diez libros más vendidos en no ficción.


El 2 de noviembre de 2019, Deia ha publicado en el suplemento Historia de los Vascos, un reportaje de Ascension Badiola, basado en su último libro, Individuas Peligrosas, una investigación que, aunque restringida por las limitaciones físicas, dada la falta de fuentes primarias, así como la ausencia de testimonios vivos, pretende descubrir para el lector de la calle, lo que significó un magnífico edificio de principios del siglo XX que, a día de hoy, podemos encontrar en el centro del pueblo de Zornotza, conocido como el Karmelo Ikastetxea.

A raíz de dicha publicación, lo más emocionante ha sido descubrir que tras esos 1.234 nombres de mujeres que fueron internadas en dicho edificio por su filiación republicana, hay familiares y descendientes que ponen en valor el pasado. Esas descendientes, todas mujeres, se han puesto en contacto con la autora para confirmar esta historia e, incluso, han ofrecido fotos y alguna información a añadir a la ya localizada.

Gracias a Ana Isabel Vegas, a Sonia Trincado y a Rosa Carbajal, entre otras, por no nombrarlas a todas. Se agradece sinceramente que tras el trabajo de investigación, haya personas concretas apoyando el esfuerzo de recuperar un pasado escurridizo y escondido.


Deia 2 de noviembre 2019 (suplemento Historia de los Vascos) y El Correo 2 de noviembre de 2019 (Libros más vendidos)