La obra de teatro 'Rita' y el grupo de teatro Txalo produkzioak





"Frank es un profesor de literatura desencantado y Rita, su nueva alumna, una joven peluquera que quiere aprenderlo 'todo'.
Él es un poeta fracasado que ha tirado la toalla. Ella tiene ansias de estudiar y aprender. Él está dispuesto a enseñarle y cuanto más ama ella aprender, más aprende el a amar. Algunas veces los alumnos acaban convirtiéndose en los mejores profesores". Esta es la sinopsis con la que se presentó ayer en el teatro Barakaldo la obra originalmente titulada Educating Rita, del autor Willy Russell, bajo la dirección de Begoña Bilbao.


'Rita' es como dejar entrar aire fresco en una casa en la que el amor por la cultura y la educación parece ser cosa de otro tiempo. Rita se emociona con las palabras y las frases de Calderón de la Barca y aborrece la tristeza de las obras de Dostoievsky. Es apasionada, ama la vida y su inquietud intelectual empieza a interesar a su profesor Frank, un viejo poeta alcohólico y frustrado que comienza a esperar la llegada de su alumna a su clase de Crítica literaria. 

El quién enseña a quién, si el profesor intelectual y amargado o la joven ignorante que desea saciar su mente con nuevas ideas y contagia su ilusión al maestro, es la intriga que durante sesenta minutos oficiales (creo que fueron noventa) mantiene al espectador atento en su butaca, entre emocionado y divertido, contemplando la evolución de esta comedia dramática que interpretan con naturalidad y gracia Aitziber Garmendia (Rita) y Joseba Apaolaza (Frank).

También la escenografía de Asier Sancho, el vestuario de Cristina Martínez, la iluminación de Julen Zaballa y la música (Audio Network) contribuyen al éxito de 'Rita', a pesar de que el teatro estaba casi vacío y con muy poca gente joven. Una pena. 

¿Será que el amor por la cultura vende poco? o ¿es que la crisis se ha recrudecido de nuevo?¿Dónde están los jóvenes?

El teatro es la mejor fotografía de una sociedad, su capacidad para mostrar crítica y enseñarnos a reflexionar es innegable. Por algo los mandamases de la historia temieron desde siempre a los comediantes. Yo haré como David de Jorge cuando grita ¡Viva Rusia!, pero en lugar de eso exclamaré ¡Viva el teatro!

Si tienen la oportunidad de ver esta obra en otra ocasión, no se la pierdan. 

Mi calificación (de uno a diez) : 7.