Paradero desconocido

Ayer el Teatro Barakaldo ofreció otro de sus excelentes espectáculos teatrales, la obra “Paradero desconocido” de la autora Katherine Kressmann Taylor, una novela de apenas 81 páginas, que fue publicada en 1938. Bajo la versión y dirección de Laila Ripoll y producido por Producciones Andrea D’Odorico, la obra se desarrolla en un escenario bien dispuesto, pero sencillo, con apenas un piano, una mesa, dos sillas y unas baldas con cuadros y papeles viejos. Sobre las tablas, tres actores y una pianista interpretaron con seriedad y maestría el drama que relata la sobrecogedora novela de Kressmann, por el que a través de una serie de cartas, el espectador comprende cómo fue la ascensión del nazismo. Una vez más, un simple escenario y tres actores ya veteranos nos introducen en la magia espacio- tiempo que sólo el teatro es capaz de crear. Los protagonistas de esta terrible historia se escriben cartas y las contestan, cartas que empiezan con palabras de amistad y cariño y que nos van llevando sobrecogedoramente a un desenlace trágico y a un homicidio inducido, por culpa de la política, en este caso por culpa del apoyo de la sociedad alemana al nazismo. El deterioro de una historia de amor y de una gran relación de amistad entre dos hombres que se autodestruyen es el centro de la obra con una escasa duración de 75 minutos intensos, intensísimos diría yo, en los que la palabra en boca de unos actores profesionales que hacen muy bien su trabajo, se convirtió en la absoluta protagonista de un teatro no demasiado lleno, a pesar de que el precio de Amigos del Teatro no es mucho mayor al de una entrada de cine. Una lástima por el público que no pudo asistir y dejó su butaca vacía, a la espera de otra obra que estremezca por su calidad y su buen hacer. 

                                                                                                 Ascension Badiola