De lo que están hechos algunos libros



Son famosos los experimentos nazis con piel humana, pero lo que mucha gente no sabe es que existe un catálogo de libros encuadernados con piel humana y que esta práctica tiene un nombre "bibliopegia antropodérmica", que fue común entre los siglos XVII a XIX, principalmente en Inglaterra y Francia , algunos de los cuales se pueden ver, incluso hoy en día. En estos países se usaba la piel de los criminales ejecutados para encuadernar libros en los que se narraban sus fechorías, y también era común que algunos tomos sobre procesos judiciales estuvieran encuadernados con la piel del acusado.


Foto obtenida de mypoisonedneedle.blogspot.com

En 1827, William Corden mató a su amante, María Martín, seis años más tarde se publicó un libro con la historia de este famoso crimen, hecho con la piel del criminal. Se puede ver en Moyse´s Hall Museum en Bury St. Edmunds -Inglaterra

En 1818  la piel de James Johnson se usó para encuadernar un ejemplar de Samuel Johnson´s Dictionary y en 1821 John Horwood asesinó a Eliza Balsum y también corrió la misma suerte. En este caso, en el lomo del libro se puede leer “Cutis vera Johannis Horwood”. Está expuesto en Bristol Record Office

http://www.bbc.co.uk/news/uk-england-bristol-11711858


Los otros casos que se conocen son los siguientes: En 1831, a la muerte de Jacques Delille, afamado escritor de la época, André Leroy, un ferviente admirador, se coló en el tanatorio y le arrancó la piel para encuadernar sus ejemplares. En 1833, la piel del famoso bandolero James Allen, sirvió para encuadernar un magnífico recopilatorio de todas sus fechorías. En 1890, se cuenta que Isidoro Liseux, editor francés de libros eróticos, conseguía la piel de los pechos de las mujeres fallecidas en el hospital de Clamart(París). Incluso existe un ejemplar de Elogio de los senos de las mujeres, de Mercier de Compiégne, dónde tanto en la portada como en la contraportada, se pueden ver las protuberancias de los pezones. En 1920, el astrónomo y escritor Camille Flammarion, felicitó a una condesa en una recepción por la suavidad de su piel. La condesa, al morir de tuberculosis años después, hizo que le enviaran esa piel que él había elogiado para encuadernar uno de sus libros. En 1958, el encuadernador Dard Hunter, contó que una viuda le mandó la piel de su difunto esposo para encuadernar todas sus cartas de amor.


Obtenido de varias páginas (Taringa, wikipedia, algarabia.com)